Ciudad Posible

Icono

Just another WordPress.com weblog

Torreón no tiene recibidor, ni porche, ni balcón

En las ciudades que no tienen grandes museos, el acceso al arte es un privilegio exclusivo. Solo la gente pudiente tiene el ingreso disponible para colocar una obra maestra en sus casas. «Mira mi Gómez Lara«, presumen algunos. «Mira mi poster de Ninel Conde«, responden otros. Algunas ciudades resuelven el problema colocando arte en sus calles. El espacio público, una vez más, se convierte en el gran equalizador. El arte inspira, y que mejor que inspire a la población completa. Sin embargo no siempre damos en el clavo.


Pienso en Torreón, que hace unos años levantó su «puerta», una monumental pero fría e impersonal escultura de Sebastián. La obra está colocada en medio de un amplio boulevard, donde los automovilistas pueden verla a toda velocidad. Quizá por eso su arquitectura recuerda a un rascacielos -con líneas largas y carentes de detalle, diseñadas para apreciarse en cuestión de segundos. La obra podrá utilizarse como una «imagen» que puede reproducirse en los folletínes oficiales de la ciudad, pero no genera muchos momentos de inspiración. Solo el automóvilista puede apreciarla, y en todo caso de reojo. Habrá quien no esté de acuerdo conmigo -finalmente el arte es subjetivo- pero dudo de la función social de este tipo de obras monumentales.

El espacio público debe embellecerse con arte, y no al reves. Si vamos a invertir en arte, todos deben recibir el retorno de la inversión, no únicamente los automovilistas.

En lugar del Sebstián en Torreón, preferiría cientos de obras en cientos de lugares accesibles. Pequeñas esculturas de banqueta, murales de pared, fuentes y juegos de luces en los parques, pequeños escenarios para que los músicos puedan practicar en la calle. Y muchas bancas. Suficientes bancas. Demasiadas bancas. Mira la foto. La Puerta de Torreón no tiene recibidor, ni porche, ni balcón.

Filed under: arte, espacio publico